Ya lo decimos los caucásicos que “los chinos son todos
iguales”.
Y al parecer es verdad pues la señorita Huang, una recién
casada china, tuvo un error a la hora de consumar su matrimonio.
Se confundió de pareja y se metió en la habitación del
padrino de su boda. ¡Pobrecita, como las habitaciones del novio y el padrino
eran contiguas, eligió la puerta equivocada! ¿O no?
Pero lo más bueno es que no se dio cuenta de que no era su reciente marido, bueno eso es lo que afirma. Debía de ser igualico, igualico.
Cuentan que cuando se despertó y vio quien estaba a su lado,
salió corriendo de la habitación gritando que la habían violado. No se le
ocurrió otra cosa.
El caso es que los familiares la creyeron y denunciaron
al padrino, con tan mala pata que un tribunal de la región de Guangxi sentenció
que el “error” era de ella.
Chica, eso no cuela, suena a cuento chino, nunca mejor dicho.
No sé yo si de esta guisa llegó a la boda o salió del juzgado...