En Puerto Rico han embalsamado a un mensajero muerto, porque vivo es más difícil, sentadito en su amada moto.
Pobre tío, después de pasarse la vida yendo en moto de un lado a otro llevando paquetes, encima lo envían así pa’ la eternidad.
La ventaja es que no estará en paro, repartirá Philadelphia a los angelitos y cápsulas Nespresso a San Pedro.
Ya me quedo tranquila, si voy al cielo siempre podré pedir una pizza tropical a David que me llegará como un rayo caído del cielo.
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