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Pero
ahora ha pasado a la acción. Sus unciones con agua bendita no son las clásicas
del ritual eclesiástico. Las imparte con fuerza y vigor gracias a una pistola
de agua.
Con esta
inventiva, el rito de la Misa se rejuvenece y consigue, si no la conversión,
por lo menos le expectación de la juventud, cosa muy necesaria para la Iglesia.
Por
cachondo merece estar en la lista de candidatos al puesto que deja vacante
Benedicto XVI.
Y yo me
pregunto: ¿Qué inventará para dar la hostia?
1 comentario:
Si en lugar de poner agua en la pistola pusiese orujo, seguro que tendría muchos mas feligreses y si las hostias fuesen acompañadas de mortadela o chorizo, aún mejor.
Díselo
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